viernes, 10 de febrero de 2017

Peridiostas empiricos y Egresados


Por: Kilssy Méndez

Reconozco que desde hace tiempo he querido escribir sobre este tema, tema que se ha discutido tanto como la famosa controversia del huevo y la gallina, y es que desde la conformación de la carrera de periodismo como tal, es mucho lo que se ha debatido sobre la importancia o no del periodista empírico y el periodista egresado de una academia de estudios.

A veces nuestro mejor aliado es el tiempo y en ocasiones es mejor apreciar el juego sin jugar y hasta sin apostar, porque si este escrito lo hubiera hecho en mí momento cumbre de  vanidad y ego de profesionalismo con el que salí, después de coger mucha lucha, de la universidad, me estuviera arrepintiendo de él, después de seguramente ofender a muchos colegas a los que les debo que hoy en día sea periodista.

Se lo debo, no por lo que me hayan enseñado ( aunque reconozco que la practica la adquirí gracias a la ayuda de un comunicador, no egresado, que es más comunicador que muchos egresados, que me introdujo en los medios); sino por los conocimientos obtenidos de los diferentes periodistas empíricos mediante la práctica y que luego de ser validados con sus experiencias, han permitido que hoy tengamos libros que nos enseñen a ser periodista y a tener una buena práctica periodística, siendo esta última donde estriba la importancia del mismo y la causa por la que ha resurgiendo la discusión tan añejada del periodista empírico y el profesional.  

Como todas las carreras, el periodismo nació  de forma empírica en la antigüedad,  formando parte de una tradición oral ejercida por personas que tenían el don de comunicar los diferentes acontecimientos de interés social. A esta práctica le siguieron los manuscritos hechos sobre papiros, pergaminos o papel en los cuales los Egipcios, Persas, Griegos… relataban los hechos de relevancia, haciéndose llamar historiógrafos. Aunque la cuna como tal del periodismo fue Roma, lugar en donde realmente se empiezan a realizar comentarios y actas del acontecer cotidiano, de ahí nace el “Acta pública”, que era de carácter oficial.  

Quizás haría falta no un articulo, si no un pequeño ensayo para hablar del nacimiento y desarrollo de esta práctica, que entiendo es más difícil de explicar que la  medicina, contabilidad, ingeniería y otras carreras, ya que la comunicación, que es de donde parte el periodismo, no es algo que se desarrolla después de largos años, por el contrario es una de las habilidades innatas que adquirimos desde que nacemos  para entendernos con el mundo, siendo el llanto una de las primeras formas de comunicación oral del ser humano. Es decir, desde que nacemos tenemos la necesidad de comunicarnos.

Con esta breve reseña de los inicios del periodismo, trato de explicar que sería absurdo tratar de quitarle los meritos a aquellas personas que convirtieron al periodismo en una profesión que va más allá de comunicar un hecho en particular, descubriendo, a base de prueba y error,  su importancia social, su ética profesional y la responsabilidad en general que conlleva el bien informar. Es decir, que es gracias a ellos que hoy en día el periodismo es una carrera universitaria que se desprende de la comunicación social y no una práctica comunicacional pura y simple. No necesitaron que una universidad los validara como comunicadores, más bien, rompieron paradigmas, cambiaron el curso de la historia arriesgando sus vidas o perdiéndola, y pusieron en peligro la estabilidad de sus familias al ejercer una profesión no remunerada.

A pesar de su continuo desarrollo, hoy en día el periodismo se encuentra en la mayor crisis existencial desde su fundación y es que los profesionales que salen de las universidades desconocen o se hacen los desentendidos del valor que tiene la buena gramática y el buen léxico,  y los empíricos: comunicadores, blogueros… aquellos que han nacido con la aparición del internet, desconocen o no les preocupa ejercer un periodismo con ética y responsabilidad social (No un modismo, ni una fuente de ingresos y de obtener notoriedad). 

Hoy por hoy, cualquiera que usa de forma continua las redes sociales o tenga un blog comunicando sus pensamientos y con la cámara del celular en mano es periodista (Aunque estamos claros que no lo es porque lamentablemente para serlo debe obtener su titulo por mas bien que realice este ejercicio, y si me equivoco vaya y valídese como periodista en la Meescyt) y cualquiera que sale de las universidades con el titulo de periodista en mano y con graves y evidentes problemas de gramática no lo es, porque para serlo hay que ejercerlo.  Sin Embargo, el hecho de que el primero no sea periodista porque no está avalado por alguna universidad no quiere decir que no sea mejor comunicador que el segundo que tiene título pero que sus malas prácticas lo descalifican.

Así estamos y lamentablemente ninguno de los dos polos quiere ceder, los primeros a entender que cualquier carrera por más simple que parezca tiene su importancia y los segundos a comprender que son profesionales de la información y que sea en forma hablada o escrita, tanto su oratoria como su gramática deben ser incuestionables.

Por último, recordarles que estamos bajo el escrutinio público como generadores de opinión pública que somos y que nuestro nivel profesional nos lo otorgaran nuestras buenas prácticas.

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