Por: Kilssy Méndez
Reconozco
que desde hace tiempo he querido escribir sobre este tema, tema que se
ha discutido tanto como la famosa controversia del huevo y la gallina, y
es que desde la conformación de la carrera de periodismo como tal, es
mucho lo que se ha debatido sobre la importancia o no del periodista
empírico y el periodista egresado de una academia de estudios.
A
veces nuestro mejor aliado es el tiempo y en ocasiones es mejor
apreciar el juego sin jugar y hasta sin apostar, porque si este escrito
lo hubiera hecho en mí momento cumbre de vanidad y ego de
profesionalismo con el que salí, después de coger mucha lucha, de la
universidad, me estuviera arrepintiendo de él, después de seguramente
ofender a muchos colegas a los que les debo que hoy en día sea
periodista.
Se
lo debo, no por lo que me hayan enseñado ( aunque reconozco que la
practica la adquirí gracias a la ayuda de un comunicador, no egresado,
que es más comunicador que muchos egresados, que me introdujo en los
medios); sino por los conocimientos obtenidos de los diferentes
periodistas empíricos mediante la práctica y que luego de ser validados
con sus experiencias, han permitido que hoy tengamos libros que nos
enseñen a ser periodista y a tener una buena práctica periodística,
siendo esta última donde estriba la importancia del mismo y la causa por
la que ha resurgiendo la discusión tan añejada del periodista empírico y
el profesional.
Como
todas las carreras, el periodismo nació de forma empírica en la
antigüedad, formando parte de una tradición oral ejercida por personas
que tenían el don de comunicar los diferentes acontecimientos de interés
social. A esta práctica le siguieron los manuscritos hechos sobre
papiros, pergaminos o papel en los cuales los Egipcios, Persas, Griegos…
relataban los hechos de relevancia, haciéndose llamar historiógrafos.
Aunque la cuna como tal del periodismo fue Roma, lugar en donde
realmente se empiezan a realizar comentarios y actas del acontecer
cotidiano, de ahí nace el “Acta pública”, que era de carácter oficial.
Quizás
haría falta no un articulo, si no un pequeño ensayo para hablar del
nacimiento y desarrollo de esta práctica, que entiendo es más difícil de
explicar que la medicina, contabilidad, ingeniería y otras carreras,
ya que la comunicación, que es de donde parte el periodismo, no es algo
que se desarrolla después de largos años, por el contrario es una de las
habilidades innatas que adquirimos desde que nacemos para entendernos
con el mundo, siendo el llanto una de las primeras formas de
comunicación oral del ser humano. Es decir, desde que nacemos tenemos la
necesidad de comunicarnos.
Con
esta breve reseña de los inicios del periodismo, trato de explicar que
sería absurdo tratar de quitarle los meritos a aquellas personas que
convirtieron al periodismo en una profesión que va más allá de comunicar
un hecho en particular, descubriendo, a base de prueba y error, su
importancia social, su ética profesional y la responsabilidad en general
que conlleva el bien informar. Es decir, que es gracias a ellos que hoy
en día el periodismo es una carrera universitaria que se desprende de
la comunicación social y no una práctica comunicacional pura y simple.
No necesitaron que una universidad los validara como comunicadores, más
bien, rompieron paradigmas, cambiaron el curso de la historia
arriesgando sus vidas o perdiéndola, y pusieron en peligro la
estabilidad de sus familias al ejercer una profesión no remunerada.
A
pesar de su continuo desarrollo, hoy en día el periodismo se encuentra
en la mayor crisis existencial desde su fundación y es que los
profesionales que salen de las universidades desconocen o se hacen los
desentendidos del valor que tiene la buena gramática y el buen léxico,
y los empíricos: comunicadores, blogueros… aquellos que han nacido con
la aparición del internet, desconocen o no les preocupa ejercer un
periodismo con ética y responsabilidad social (No un modismo, ni una
fuente de ingresos y de obtener notoriedad).
Hoy
por hoy, cualquiera que usa de forma continua las redes sociales o
tenga un blog comunicando sus pensamientos y con la cámara del celular
en mano es periodista (Aunque estamos claros que no lo es porque
lamentablemente para serlo debe obtener su titulo por mas bien que
realice este ejercicio, y si me equivoco vaya y valídese como periodista
en la Meescyt) y cualquiera que sale de las universidades con el titulo
de periodista en mano y con graves y evidentes problemas de gramática
no lo es, porque para serlo hay que ejercerlo. Sin Embargo, el hecho de
que el primero no sea periodista porque no está avalado por alguna
universidad no quiere decir que no sea mejor comunicador que el segundo
que tiene título pero que sus malas prácticas lo descalifican.
Así
estamos y lamentablemente ninguno de los dos polos quiere ceder, los
primeros a entender que cualquier carrera por más simple que parezca
tiene su importancia y los segundos a comprender que son profesionales
de la información y que sea en forma hablada o escrita, tanto su
oratoria como su gramática deben ser incuestionables.
Por
último, recordarles que estamos bajo el escrutinio público como
generadores de opinión pública que somos y que nuestro nivel profesional
nos lo otorgaran nuestras buenas prácticas.
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